En una calle de Madrid cualquiera, cerca de la plaza mayor, hice una fotografía furtiva a esta mujer con bastón. Añadí al niño como si hubiera estado allí.
La reflexión para mí, es que los dos pertenecen a una edad que, en esencia, tiene una fragilidad. Tanto en la infancia como la vejez se necesita, más que nunca a alguien que les cuide, necesitan a un ser querido, y si no lo tienen, son más frágiles. Los rostros desdibujados e inacabados son parte de la idea de representar no a una persona en particular, sino a un colectivo.
Como apunte final, si os fijáis en la pared, hay una pintada en naranja que pone: Frágil. De ahí me inspiró el nombre para el cuadro.
Frágiles, óleo sobre tela, 1.4 x 1.2 m. 2007 |
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